(Resumen de una noticia ocurrida en 1950)
Las cartas eran el medio de comunicación preferente de la España de Franco. Todo se hacía saber a través de ellas, desde una simple noticia entre familiares o amigos, hasta cartas importantes venidas desde las autoridades del régimen. Era un arte para muchos, ya que a través de ellas conseguían desarrollar una afición que les hacía olvidar un poco la cruda realidad, o bien solo recordarla y lamentarse por ella. Hacían sentir a quién les llegaba y daban satisfacción a quién las escribía. En ellas se contaba de todo, desde alegrías a penas. Para muchos eran la única vía de saber si sus allegados estaban bien o si quizás hubiesen tenido algún percance o suceso trágico.
Sin embargo, hoy en día se ha perdido esa costumbre por completo. Con el avance a pasos agigantados de la tecnología y, por consiguiente, la aparición de internet, poco a poco la gente se ha ido adaptando a ello, a los sms, al messenger, al tuenti, al facebook, al tweeter, a los chats... y ya nada queda plasmado en un papel, ni los sentimientos y ni pensamientos de uno.
Una carta es un bonito recuerdo, que si se conserva bien (ambas fotos) puede acompañarnos toda una vida, sin embargo, todo lo que se escribe vía redes sociales o móvil, a parte de que no se escribe de la misma manera, ni con tanto sentimiento, ni de manera tan sincera, en cualquier momento puede borrarse y escaparse para siempre con un simple "click" del ratón, e incluso perderse de manera desafortunada por un fallo en el aparato en cuestión. Es una pena que hayamos perdido esas ganas de escribir, de aprender a través de las cartas, de expresarnos, de sentir, de hacernos sentir, de guardarlas y un buen día recordar esos viejos tiempos que un día vivimos...
(Carta a Félix Jiménez, Casas de Miravete, octubre de 1949)
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