En la época de Franco lo normal eran familias numerosas, con un número muy alto de hijos. Esto se debía, en gran parte a la influencia que tenía la Iglesia sobre la población. El único matrimonio permitido era el canónico y estaba prohibido la venta de anticonceptivos. Se controlaba la moral pública y las costumbres. Por ello, las parejas aumentaban y aumentaban la familia descontroladamente, ya fuese por una causa u otra. Lo normal en las familias eran unos diez o incluso más hijos. En la foto superior de mi familia materna, si contamos, nos encontramos con que la familia contaba en ese preciso momento con 17 miembros incluyendo a los progenitores. Más tarde seguiría aumentado hasta tres hijos más, por lo que hacían un total de 20 miembros en la familia, un número alucinante para el prototipo de familia que tenemos hoy en día. Afortunadamente, la familia mantenía sin problemas a todos los niños con anécdotas como que al día compraban 15 barras de pan, o incluso una vez, que uno de ellos estaba enfermo y una practicante debía pincharle, se confundió y puso la inyección a otro.
Durante los años del franquismo, los únicos nombre permitidos eran los del santoral romano expresados en castellano. Ejemplo comunes de ellos eran (siempre con el nombre de María para las mujeres delante): María del Carmen, María Dolores, María Teresa, María Elena, Juan, Andrés, Manuel, María Concepción...
Evolución de la familia: primera foto (15 hijos), segunda foto (16 hijos) y tercera foto (18 hijos).
martes, 24 de abril de 2012
lunes, 23 de abril de 2012
La infancia: el mejor tesoro de las personas.
Mi abuelo recuerda los regalos de sus cumpleaños (6 de enero) y su comunión: una naranja, y como mucho y si se podía, algún dulce o un plátano. No había apenas juguetes, solo algunos tenían quizás un caballito de cartón o una muñeca del mismo material. Siempre jugaban en la calle al juego que todos conocemos por algún nombre como "pídola" o "burro", que consiste en saltar a uno que está medio agachado. También a veces, conseguían una pelota y jugaban con ella.

Ya en una época más reciente, la de mi padre, recuerda algún juguete más, como algún trenecito u objetos de madera (como cunas o caballitos como el la foto superior). Sin embargo, los niños seguían prefiriendo salir a la calle a jugar con los amigos a las canicas, a las chapas o a diversidad de juegos físicos con los que disfrutaban y a la vez, hacían deporte y se mantenían fuertes y sanos. Las niñas solían jugar a la lima, también conocido como la muñeca, en el que el equilibrio y la puntería eran las claves del juego.
A veces, sería mejor seguir las tradiciones de antes...
Un poco de historia: Guerra Civil Española desde Casas de Miravete.
Contaré las vivencias de mi abuelo sobre la Guerra Civil desde su pueblo natal. La guerra estalló cuando él ya contaba con 13 años de edad. Desde el mismo día de la sublevación (18 Julio de 1936) Miravete quedó en manos de las autoridades de Franco. Allí no hubo frente de guerra ni cambio de autoridades una vez empezada la contienda. Seguidamente, comenzaron a detener a todo el que hubiera destacado en la izquierda política. Como nota a destacar, cabe decir, que el partido comunista no tenía ninguna representación ni cargo, simplemente no existía, exceptuando algún simpatizante. La coalición en el Ayuntamiento desde el 14 de Febrero de 1936 ( fecha en la que se celebraron la últimas elecciones) estaba formada por republicanos (Unión e Izquierda Republicana) y los del partido socialista.
Los detenidos poco a poco fueron liberados pero en la mente de mi abuelo queda un amargo recuerdo: "la lamentable muerte por asesinato y sin juicio de cinco personas humildes, trabajadoras y honradas, de formas que mejor no hablar y así dar fin a este desagradable tema en un pueblo de tan sólo 960 habitantes" cuenta.
Para ir conviviendo sin problemas con la situación era necesario mostrar colaboración. Por ejemplo, cuando entraban en el pueblo los camiones de Falangistas y te cruzabas con ellos, debías levantar el brazo derecho extendido y en alto, además de corear el Cara al Sol y "Viva Franco" y "Viva España". Por otro lado, también había requisas de animales comestibles y alimentos para el destacamento falangista fijo en el pueblo.
Hubo bastantes más muertos, todos ellos en combate, pero esto es lo natural si hablamos de una guerra con tantos frentes y trincheras que duró casi tres años.
Aparte de voluntarios que se ofrecían para luchar, también reclutaban a menudo. Los últimos alistados tenían dieciséis años al principio de la contienda.
En el otoño del 37, mi bisabuelo junto con mi abuelo y algunos convecinos más decidieron acudir a la vendimia en Monte Aragón (Toledo) y después, a la construcción de una carretera entre Villaviciosa de Odón y Boadilla del Monte (Madrid), muy necesaria para el frente que finalizó a finales de ese año.
El año 38 comenzó con toda la familia (padre, madre, hija e hijo) en Valdemoro (Madrid), ya que habían recibido noticias de que había posibilidad de colocarse en un hospital militar que habilitaron para enfermos en el colegio de huérfanos de la Guardia Civil en el sitio llamado "Juncarejo", a las afueras de Valdemoro. Reyes (mi abuelo) quiere dejar constancia que para todas las salidas de cualquier lugar a otro, era imprescindible el "salvoconducto especial" que controlaba el viaje y la llegada, y que en zonas de frente cercano te autorizaba a subir en cualquier vehículo (casi todos camiones militares) sin pago alguno.
En aquellas fechas, Valdemoro era un sitio muy importante en la retaguardia cercana a dos frentes. Por un lado Madrid (a 27 km) y por otro Aranjuez (20 km), las dos en zona republicana, que como se decía era "zona roja". De esta manera, la familia de mi abuelo estaba cerca de zona republicana, por si hubiese un posible cambio, y además, estaban colaborando para, de esta manera, no tener problemas. En la Cuesta de la Reina se oían perfectamente los disparos y en dos ocasiones, llegaron cañonazos.
Este hospital hizo un servicio especial y ayudó a muchos enfermos que sobre todo llegaban en invierno. Había dos turnos de doce horas cada uno durante los siete días de la semana.
En concreto mi abuelo iba de ocho de la tarde a ocho de la mañana (al contrario que su padre) ya que por las mañanas iba unas horas a una peluquería para aprender el oficio, que entonces tenía más importancia ser barbero que peluquero.
Con 15 años, mi abuelo tiene buenos recuerdos de Valdemoro ya que conoció por primera vez el cine sonoro, al que solo conocía de oídas. Fue una novedad increíble que entonces era en blanco y negro todavía. También conoció el circo en junio del 39.
El trabajo en el hospital y la peluquería le familiarizó mucho con los marroquíes (moros) que había bastantes en las Fuerzas Regulares que tanto ayudaron a Franco. Había una sala que atendía en el hospital, solo de soldados moros a los que se les facilitaba el ejercicio de sus creencia religiosas. Tiene gratos recuerdos de esta época. Finalmente, el hospital cerró en agosto del 39 y por ello toda la familia menos él, regreso a su pueblo natal. Mientras él, buscaba un futuro trabajando en una nueva peluquería.
Los detenidos poco a poco fueron liberados pero en la mente de mi abuelo queda un amargo recuerdo: "la lamentable muerte por asesinato y sin juicio de cinco personas humildes, trabajadoras y honradas, de formas que mejor no hablar y así dar fin a este desagradable tema en un pueblo de tan sólo 960 habitantes" cuenta.
Para ir conviviendo sin problemas con la situación era necesario mostrar colaboración. Por ejemplo, cuando entraban en el pueblo los camiones de Falangistas y te cruzabas con ellos, debías levantar el brazo derecho extendido y en alto, además de corear el Cara al Sol y "Viva Franco" y "Viva España". Por otro lado, también había requisas de animales comestibles y alimentos para el destacamento falangista fijo en el pueblo.
Hubo bastantes más muertos, todos ellos en combate, pero esto es lo natural si hablamos de una guerra con tantos frentes y trincheras que duró casi tres años.
Aparte de voluntarios que se ofrecían para luchar, también reclutaban a menudo. Los últimos alistados tenían dieciséis años al principio de la contienda.
En el otoño del 37, mi bisabuelo junto con mi abuelo y algunos convecinos más decidieron acudir a la vendimia en Monte Aragón (Toledo) y después, a la construcción de una carretera entre Villaviciosa de Odón y Boadilla del Monte (Madrid), muy necesaria para el frente que finalizó a finales de ese año.
El año 38 comenzó con toda la familia (padre, madre, hija e hijo) en Valdemoro (Madrid), ya que habían recibido noticias de que había posibilidad de colocarse en un hospital militar que habilitaron para enfermos en el colegio de huérfanos de la Guardia Civil en el sitio llamado "Juncarejo", a las afueras de Valdemoro. Reyes (mi abuelo) quiere dejar constancia que para todas las salidas de cualquier lugar a otro, era imprescindible el "salvoconducto especial" que controlaba el viaje y la llegada, y que en zonas de frente cercano te autorizaba a subir en cualquier vehículo (casi todos camiones militares) sin pago alguno.
En aquellas fechas, Valdemoro era un sitio muy importante en la retaguardia cercana a dos frentes. Por un lado Madrid (a 27 km) y por otro Aranjuez (20 km), las dos en zona republicana, que como se decía era "zona roja". De esta manera, la familia de mi abuelo estaba cerca de zona republicana, por si hubiese un posible cambio, y además, estaban colaborando para, de esta manera, no tener problemas. En la Cuesta de la Reina se oían perfectamente los disparos y en dos ocasiones, llegaron cañonazos.
Este hospital hizo un servicio especial y ayudó a muchos enfermos que sobre todo llegaban en invierno. Había dos turnos de doce horas cada uno durante los siete días de la semana.
En concreto mi abuelo iba de ocho de la tarde a ocho de la mañana (al contrario que su padre) ya que por las mañanas iba unas horas a una peluquería para aprender el oficio, que entonces tenía más importancia ser barbero que peluquero.
Con 15 años, mi abuelo tiene buenos recuerdos de Valdemoro ya que conoció por primera vez el cine sonoro, al que solo conocía de oídas. Fue una novedad increíble que entonces era en blanco y negro todavía. También conoció el circo en junio del 39.
El trabajo en el hospital y la peluquería le familiarizó mucho con los marroquíes (moros) que había bastantes en las Fuerzas Regulares que tanto ayudaron a Franco. Había una sala que atendía en el hospital, solo de soldados moros a los que se les facilitaba el ejercicio de sus creencia religiosas. Tiene gratos recuerdos de esta época. Finalmente, el hospital cerró en agosto del 39 y por ello toda la familia menos él, regreso a su pueblo natal. Mientras él, buscaba un futuro trabajando en una nueva peluquería.
Los quintos y el servicio militar ("mili") desde 1928.
Actualmente, no se conoce un servicio militar obligatorio, pero no hace tanto tiempo, en este mismo territorio, cuando los jóvenes llegaban a la edad adecuada, debían prestar un servicio militar a su país. Es lo que se conoce como "la mili", a la cual debían ir todos los hombres mayores de 21 años. Solo se libraban de ésta, los hombres que no tenían las cualidades físicas necesarias o bien por madre viuda o padres sexagenarios.
Hoy en día, los quintos son una fiesta en la que todo aquel que cumpla 18 años, ese mismo año, debe celebrarlo por todo lo alto. Sin embargo, mi abuelo los recuerda de una manera un tanto diferente. Los quintos eran también una fiesta, pero que hacía referencia a todos aquellos que ya tenían la edad para ir a la mili y que iban a ser declarados soldados útiles o no. Se celebraba con un desfile en el cual los quintos iban acompañados por familiares, amigos y quintos anteriores o posteriores (en definitiva, si era un pueblo, todos asistían al evento). Iban provistos de guitarras, panderetas y botas bien llenas de vino. Recorrían el pueblo, parando en sitios ya fijados, cantando y bailando jotas o canciones de moda de aquel momento.
Después, había un día de declaración de soldados, en el que los mozos quintos, se presentaban en el ayuntamiento donde se encontraba el médico titular para hacerles un reconocimiento. Se tomaba la talla y peso de cada uno; como ya se ha mencionado antes, se declaraban soldados no aptos aquellos que tuviesen una baja estatura o constitución física no completa. Aquellos que aún siendo soldados útiles eran hijos de viuda o padres sexagenarios también quedaban libres de la mili.
Por ejemplo, ya que la persona en cuestión era de Casas de Miravete, recuerda que en estas fiestas en concreto era costumbre que fuesen los quintos de Romangordo (Día de las Candelas; 2 de Febrero) y viceversa (Día de San Blas; 3 de Febrero), siendo un intercambio de juventudes estos acontecimientos.
En la foto observamos a un hombre con un traje militar, exactamente de paracaidista, ya que hizo la mili en este servicio.
Hoy en día, los quintos son una fiesta en la que todo aquel que cumpla 18 años, ese mismo año, debe celebrarlo por todo lo alto. Sin embargo, mi abuelo los recuerda de una manera un tanto diferente. Los quintos eran también una fiesta, pero que hacía referencia a todos aquellos que ya tenían la edad para ir a la mili y que iban a ser declarados soldados útiles o no. Se celebraba con un desfile en el cual los quintos iban acompañados por familiares, amigos y quintos anteriores o posteriores (en definitiva, si era un pueblo, todos asistían al evento). Iban provistos de guitarras, panderetas y botas bien llenas de vino. Recorrían el pueblo, parando en sitios ya fijados, cantando y bailando jotas o canciones de moda de aquel momento.
Después, había un día de declaración de soldados, en el que los mozos quintos, se presentaban en el ayuntamiento donde se encontraba el médico titular para hacerles un reconocimiento. Se tomaba la talla y peso de cada uno; como ya se ha mencionado antes, se declaraban soldados no aptos aquellos que tuviesen una baja estatura o constitución física no completa. Aquellos que aún siendo soldados útiles eran hijos de viuda o padres sexagenarios también quedaban libres de la mili.
Por ejemplo, ya que la persona en cuestión era de Casas de Miravete, recuerda que en estas fiestas en concreto era costumbre que fuesen los quintos de Romangordo (Día de las Candelas; 2 de Febrero) y viceversa (Día de San Blas; 3 de Febrero), siendo un intercambio de juventudes estos acontecimientos.
En la foto observamos a un hombre con un traje militar, exactamente de paracaidista, ya que hizo la mili en este servicio.
domingo, 22 de abril de 2012
La educación y los colegios.
Allá por el año 1927/1928, en un pueblo cercano a Navalmoral de la Mata, llamado Casas de Miravete, aún no había colegio, sino que había una casa particular arrendada en la que se impartían clases. Durante esta época el atraso en este campo (educación) era alarmante, y la mayoría de la población era analfabeta. Sin embargo, no faltaban curiosos por el saber. Este era el caso de Reyes Cordero Moreno, que según nos cuenta, ya con cuatro años su madre le había enseñado a leer. La casa en la que los niños iban a aprender estaba cercana a su casa y todas la mañanas, se acercaba a la puerta de la "escuela" para que le dejaran entrar o simplemente para intentar escuchar y aprender algo. Sin embargo, ya que no tenía la edad suficiente (se empezaba con 6 años) el profesor siempre le echaba de allí. Pero debido a su insistencia, finalmente le dejaron entrar un año antes. Según nos cuenta, la mayoría de la gente de la época no le daba importancia a la educación, ni los niños ni los padres, ya que estos últimos preferían que sus retoños les ayudasen en el campo. Pero los padres de Reyes querían que su hijo tuviese estudios, y aunque también debía ayudar en el campo cuando tenía ratos libres, las horas de escuela eran sagradas. El interés de la familia por la educación se debía a que la abuela del niño poseía varios libros y, por suerte, sabían leer y escribir, no muy normal para la época. Se trabaja mucho en la pizarra, se usaban tinteros y había algún que otro libro. La II República creó muchos colegios e incluso llegaron a pueblos tan pequeños como éste, por lo que ya pasaron a tener propiamente una escuela, en la que había dos clases y dos maestros. En 1936 estalla la Guerra Civil Española y, por tanto, se cierran todas las escuelas.
Estas dos fotos se tomaron alrededor del año 1965 y 1969 . Fueron tomadas en un colegio en Tajamar, una zona de Madrid. Era un colegio del Opus Dei, no por la religiosidad de la familia en concreto, sino por el bajo coste que tenía. Era habitual en las clases, que en la mesa del profesor hubiese una bola del mundo y un mapa de España fijo. Era de los pocos medios que los profesores tenían para enseñar a sus jóvenes alumnos. Estas son dos típicas fotos que se tomaban en los colegios de la época. Si nos fijamos en la foto superior, apreciamos que aún pone en el mapa Castilla la Vieja (que pasó a ser Castilla y León en 1983).
Estas dos fotos se tomaron alrededor del año 1965 y 1969 . Fueron tomadas en un colegio en Tajamar, una zona de Madrid. Era un colegio del Opus Dei, no por la religiosidad de la familia en concreto, sino por el bajo coste que tenía. Era habitual en las clases, que en la mesa del profesor hubiese una bola del mundo y un mapa de España fijo. Era de los pocos medios que los profesores tenían para enseñar a sus jóvenes alumnos. Estas son dos típicas fotos que se tomaban en los colegios de la época. Si nos fijamos en la foto superior, apreciamos que aún pone en el mapa Castilla la Vieja (que pasó a ser Castilla y León en 1983).
La familia.
En esta fotografía podemos observar a una familia alrededor del año 1928. Si nos fijamos con atención en las cuatro personas que aparecen, se aprecia sus pieles muy morenas, incluso podíamos decir que sucias. Era lo normal en esa época, ya que la mayoría de las personas trabajaban en el campo para conseguir algo que llevarse a la boca. Debido a esto, y que trabajaban de sol a sol, sus pieles se tornaban muy morenas, negruzcas. Algo que parece tan normal en la actualidad como es el agua corriente, antiguamente ni se imaginaba, por lo que la gente se iba a bañar a ríos cuando se podía, un vez por semana o incluso podía transcurrir más tiempo.
La escasez de alimentos era lo habitual y por ello, podemos apreciar que ambos adultos tienen la cara muy delgada, aunque no es muy llamativo.
Con respecto a la vestimenta, la mujer lleva una camiseta negra y una falda, negra también, muy larga, hasta los pies. Vestir de negro era lo más normal para las mujeres, ya que debían de guardar luto durante muchísimos años por seres queridos fallecidos, y en esa época, la muerte estaba a la orden del día. Cuando alguien se ponía de luto, no podían ir durante unos años ni a la verbena del pueblo, ni al cine... Tengo constancia de una mujer que llegó a estar 3 años y medio por la muerte de su padre cuando constaba de tan solo 14 años.
La niña lleva una especie de vestido por las rodillas, con unos calcetines altos y un lazo en el pelo. El niño (mi abuelo) está sujetando un sombrero, que posiblemente utilizarían sus padres cuando iban a trabajar al campo. Los zapatos que llevaban les aguantaban mucho tiempo, ya que no había poder adquisitivo de comprar unos cada poco tiempo.
En esa época era muy normal la mortalidad infantil, por lo que las madres buscaban soluciones a todos los problemas que se antepusiesen para sacar adelante a sus hijos. Por ello, la mujer que vemos en la fotografía tuvo que buscar a otra mujer que amamantase a su hijo pequeño (a la izquierda en la foto), ya que ella no tenía leche. Por ello, otra mujer del pueblo (a las que a veces se las llamaba "madres de leche"), que también acababa de dar a luz, se ofreció para ello. Ahora no habría problema ya que existen leches alternativas para los bebés pero en aquella época debían de buscarse este tipo de soluciones. En demasiadas ocasiones, no se encontraban dichas soluciones y por ello había casos como el de esta familia, que tuvieron 7 hijos pero solo consiguieron sacar adelante a estos dos. Muchos morían en el mismo parto y otros muchos debido a diversas causas en los primeros años de vida.
La escasez de alimentos era lo habitual y por ello, podemos apreciar que ambos adultos tienen la cara muy delgada, aunque no es muy llamativo.
Con respecto a la vestimenta, la mujer lleva una camiseta negra y una falda, negra también, muy larga, hasta los pies. Vestir de negro era lo más normal para las mujeres, ya que debían de guardar luto durante muchísimos años por seres queridos fallecidos, y en esa época, la muerte estaba a la orden del día. Cuando alguien se ponía de luto, no podían ir durante unos años ni a la verbena del pueblo, ni al cine... Tengo constancia de una mujer que llegó a estar 3 años y medio por la muerte de su padre cuando constaba de tan solo 14 años.
La niña lleva una especie de vestido por las rodillas, con unos calcetines altos y un lazo en el pelo. El niño (mi abuelo) está sujetando un sombrero, que posiblemente utilizarían sus padres cuando iban a trabajar al campo. Los zapatos que llevaban les aguantaban mucho tiempo, ya que no había poder adquisitivo de comprar unos cada poco tiempo.
En esa época era muy normal la mortalidad infantil, por lo que las madres buscaban soluciones a todos los problemas que se antepusiesen para sacar adelante a sus hijos. Por ello, la mujer que vemos en la fotografía tuvo que buscar a otra mujer que amamantase a su hijo pequeño (a la izquierda en la foto), ya que ella no tenía leche. Por ello, otra mujer del pueblo (a las que a veces se las llamaba "madres de leche"), que también acababa de dar a luz, se ofreció para ello. Ahora no habría problema ya que existen leches alternativas para los bebés pero en aquella época debían de buscarse este tipo de soluciones. En demasiadas ocasiones, no se encontraban dichas soluciones y por ello había casos como el de esta familia, que tuvieron 7 hijos pero solo consiguieron sacar adelante a estos dos. Muchos morían en el mismo parto y otros muchos debido a diversas causas en los primeros años de vida.
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