lunes, 23 de abril de 2012

Un poco de historia: Guerra Civil Española desde Casas de Miravete.

 Contaré las vivencias de mi abuelo sobre la Guerra Civil desde su pueblo natal. La guerra estalló cuando él ya contaba con 13 años de edad. Desde el mismo día de la sublevación (18 Julio de 1936) Miravete quedó en manos de las autoridades de Franco. Allí no hubo frente de guerra ni cambio de autoridades una vez empezada la contienda. Seguidamente, comenzaron a detener a todo el que hubiera destacado en la izquierda política. Como nota a destacar, cabe decir, que el partido comunista no tenía ninguna representación ni cargo, simplemente no existía, exceptuando algún simpatizante. La coalición en el Ayuntamiento desde el 14 de Febrero de 1936 ( fecha en la que se celebraron la últimas elecciones) estaba formada por republicanos (Unión e Izquierda Republicana) y los del partido socialista.
Los detenidos poco a poco fueron liberados pero en la mente de mi abuelo queda un amargo recuerdo: "la lamentable muerte por asesinato y sin juicio de cinco personas humildes, trabajadoras y honradas, de formas que mejor no hablar y así dar fin a este desagradable tema en un pueblo de tan sólo 960 habitantes" cuenta.
Para ir conviviendo sin problemas con la situación era necesario mostrar colaboración. Por ejemplo, cuando entraban en el pueblo los camiones de Falangistas y te cruzabas con ellos, debías levantar el brazo derecho extendido y en alto, además de corear el Cara al Sol y "Viva Franco" y "Viva España". Por otro lado, también había requisas de animales comestibles y alimentos para el destacamento falangista fijo en el pueblo.
Hubo bastantes más muertos, todos ellos en combate, pero esto es lo natural si hablamos de una guerra con tantos frentes y trincheras que duró casi tres años.
Aparte de voluntarios que se ofrecían para luchar, también reclutaban a menudo. Los últimos alistados tenían dieciséis años al principio de la contienda.
En el otoño del 37, mi bisabuelo junto con mi abuelo y algunos convecinos más decidieron acudir a la vendimia en Monte Aragón (Toledo) y después, a la construcción de una carretera entre Villaviciosa de Odón y Boadilla del Monte (Madrid), muy necesaria para el frente que finalizó a finales de ese año.
El año 38 comenzó con toda la familia (padre, madre, hija e hijo) en Valdemoro (Madrid), ya que habían recibido noticias de que había posibilidad de colocarse en un hospital militar que habilitaron para enfermos en el colegio de huérfanos de la Guardia Civil en el sitio llamado "Juncarejo", a las afueras de Valdemoro. Reyes (mi abuelo) quiere dejar constancia que para todas las salidas de cualquier lugar a otro, era imprescindible el "salvoconducto especial" que controlaba el viaje y la llegada, y que en zonas de frente cercano te autorizaba a subir en cualquier vehículo (casi todos camiones militares) sin pago alguno.
En aquellas fechas, Valdemoro era un sitio muy importante en la retaguardia cercana a dos frentes. Por un lado Madrid (a 27 km) y por otro Aranjuez (20 km), las dos en zona republicana, que como se decía era "zona roja". De esta manera, la familia de mi abuelo estaba cerca de zona republicana, por si hubiese un posible cambio, y además, estaban colaborando para, de esta manera, no tener problemas. En la Cuesta de la Reina se oían perfectamente los disparos y en dos ocasiones, llegaron cañonazos.
Este hospital hizo un servicio especial y ayudó a muchos enfermos que sobre todo llegaban en invierno. Había dos turnos de doce horas cada uno durante los siete días de la semana.
En concreto mi abuelo iba de ocho de la tarde a ocho de la mañana (al contrario que su padre) ya que por las mañanas iba unas horas a una peluquería para aprender el oficio, que entonces tenía más importancia ser barbero que peluquero.
Con 15 años, mi abuelo tiene buenos recuerdos de Valdemoro ya que conoció por primera vez el cine sonoro, al que solo conocía de oídas. Fue una novedad increíble que entonces era en blanco y negro todavía. También conoció el circo en junio del 39.
El trabajo en el hospital y la peluquería le familiarizó mucho con los marroquíes (moros) que había bastantes en las Fuerzas Regulares que tanto ayudaron a Franco. Había una sala que atendía en el hospital, solo de soldados moros a los que se les facilitaba el ejercicio de sus creencia religiosas. Tiene gratos recuerdos de esta época. Finalmente, el hospital cerró en agosto del 39 y por ello toda la familia menos él, regreso a su pueblo natal. Mientras él, buscaba un futuro trabajando en una nueva peluquería.

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